Pequeños recuerdos

Hace unos cuantos días, cuando me disponía a mirar tranquilamente el escaparate de una zapatería de la calle Pelayo... ¡¡¡Coño!!!... ¡¡¡Hola!!!... ¡¡¡Cuantos años!!!; me encontré con una antigua amiga de la cual hacía muchos años que había perdido su pista, después que el destino la llevara a trabajar a Holanda y mas tarde a formar una familia.

La conocí en un curso sobre ventas al cual me mandaron en la empresa donde empecé a trabajar, en 1.986, que lo impartían en la sala de actos de una especie de organización de empresas del sector del metal, que estaba (no se si todavía está ahí) en la calle José Anselmo Clavé. La cosa no tendría mayor trascendencia sino fuera porqué aquel lugar, y gracias a un aplazamiento súbito de la sesión de un viernes por la tarde, fue el punto de partida de una extraña juerguecilla que nos pegamos.

Después de encontrarnos y de estar charlando durante unos minutos, decidimos seguir la conversación comiendo un menú en un bar de la calle Pintor Fortuny.

En poco rato nos pusimos al corriente de nuestras vidas, muy a grandes rasgos claro; y es que casi 17 años sin saber de una persona dan para mucho. Pero gran parte de la charla y de las risas, sobretodo de las risas, giró en torno a lo que sucedió aquel viernes por la tarde.

¿No hay clase?... Son las 4... ¿Tienes algo que hacer?, ¿No?, yo tampoco... ¿Vamos a tomar algo?... Dicho y hecho. A las 5 y media ya habiamos consumido el contenido de 3 Voll Damm's cada uno, y debido a la falta de costumbre (por aquel entonces) ya estábamos riendo de todo aquel que pasaba por delante de la terraza en la cual nos habiamos sentado.


¿Por que extraña juerga?, bueno, estábamos en las Ramblas, casi en Colón y empezamos a subir para intentar llegar (dábamos un paso hacia delante, dos hacia atrás y a veces incluso de lado) a Plaza Catalunya. Por aquel entonces, en las Ramblas todavía se percibiía un extraño olor a rancio, era un ambiente mucas veces colorista y en algunas otras rozaba la sordidez, estaban pobladísimas de gente vendiendo cosas inútiles, caricaturistas y pintores (todavía hoy en día), músicos ambulantes, trileros y gitanas intentando leer el futuro y la buena ventura a cambio de la voluntad, y mira por donde, que no se nos ocurre otra cosa que...

Venga, va, vamos a varias de ellas que nos digan el futuro y a ver si coinciden en algo. ¿A esa edad y con 3 cervezazas encicima?, vamos, como si me dicen que suba las Ramblas haciendo la vertical/pino, que yo lo hago. No veía doble, pero casi, eso si, se me lenguaba la traba... digoooo... se me trababa la lengua.

Para no extenderme demasiado, y entre risas, recordamos un montón de cosas que nos vaticinaron dichas señoras. A ella, entre otras cosas, una le dijo que no llegaría nunca a casarse (Meeeekkk, primer fallo); otra, que si que se casaría pero que no tendría hijos (tiene 3... Ufff, casiiii), que nunca conduciría (tenía un Renault 5 que le habían regalado hacía pocas semanas cuando se sacó el carnet de conducir) y que un primo suyo tendría pronto un grave accidente (no tenía ni primos, ni primas, ni perro que le ladrara); otra, que... en fin, esta y varias más, las mil y una sandeces, las cuales, ¡¡¡no se ha cumplido ni una!!!.

En cuanto a mi, fueron también las mil y una bobadas que usaban para regalarte los oidos y que a día de hoy, recordarlas, resultan de lo mas disparatadas: Según una, a día de hoy, yo tendría que tener varios restaurantes o negocios por el estilo; según otra, debería de ser extremadamente millonario ( y no tengo donde caerme muerto, bueno no, pero casi), y otra, que lamentablemente no pasaría de los 25 años... Tengo 38 ¡¡¡Viva la puntería calé!!!.


En los días sucesivos, estuvimos haciendo comparaciones y cábalas con respecto a lo que nos habían dicho las señoras, hasta que todo ello y fruto del paso del tiempo, quedó ahí, residiendo en alguna parte de nuestra memoria.

Es definitiva, es una tontería pero, en realidad, fue una de las muchas cosas que comentamos retrocediendo algo mas de 20 años atrás. Por algo mas de un par de horas, volvimos a vivir en los 80's. El ambiente del lugar donde comiamos: el delantal de la señora del bar y sus churretones con solera, la fecha de algunas revistas y el color de algunas botellas de brandy matarratas, sin duda ayudaban a todo ello, incluso creo que no han renovado ni un solo vaso desde aquel entonces.

A veces, es bueno recordar todos esos detalles, todas esas pequeñas cosas que, en muchas ocasiones, son mucho mas grandes que las que así consideramos. El mundo y nuestras vidas, están llenas de pequeñísimas grandes cosas.

Y a propósito... ¿Os han leido el futuro en alguna ocasión?, ¿Han acertado?... No, ¿No?, ¿o si?... ¿¿¿¿¿¿Siiii??????.

Saludos.